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RETOS

Hacia una forma de trascender formatos en colectividad

El tiempo ha llegado de sacar los divanes sobre las plazas y colectivizar la

palabra, de politizar el cuerpo, desbinarizar la sexualidad y

descolonizar el inconsciente 8.

 

Paul B. Preciado

Para tener un contexto amplio de las dos décadas en que hemos situado este recorrido, debemos tomar en cuenta un aspecto determinante; la implementación del internet en la vida contemporánea. El cambio de milenio implicó esa nueva forma de conexión global, de presencia multiplicada en dispositivos de comunicación, una era de la tecnología en la que quienes nacieron en este periodo de tiempo son llamados Nativos digitales. De acuerdo con Marc Prenski, quien hace esta definición, a diferencia de los inmigrantes digitales; personas que nacieron en una era analógica y tuvieron que emigrar a una cultura digital, los Nativos digitales han conocido el mundo y sus formas de relacionarse en él, desde una pantalla de computadora o un teléfono inteligente. 

 

Durante este largo periodo de confinamiento que atravesamos, el espacio cotidiano se ha transformado en escenografía y hábitat de las y los hacedores de teatro. A través del uso de la tecnología, la presencia de los actores-performers se ha multiplicado y transmitido de manera directa o diferenciada. Esta tecnología digital ha logrado hibridar los signos del teatro; desde la alteración de la voz con ayuda de software, la modificación de los espacios con la ayuda de fondos y herramientas 3D, hasta la alteración de rasgos antropomorfos con ayuda de filtros. Estas implementaciones tecnológicas nos brindan la creación de una yuxtaposición de pantallas que ayudan al desarrollo de la obra para desafiar al aburrido formato rectangular de micro pantallas.

 

En este momento de transición, las formas de uso de la tecnología para la migración del teatro a la intermedialidad han sido la grabación previa y su reproducción a través de alguna plataforma como YouTube o Facebook Live principalmente. La realización de una obra en un foro cerrado y su transmisión en streaming o la transmisión directa vía streaming en la que la cámara se vuelve intrusa en el espacio cotidiano o extensión del cuerpo. Parte de estas experimentaciones conforman la oferta cultural de la UNAM a través de las programaciones de Acción+Aislamiento, en sus distintos ciclos, realizados por Teatro UNAM y Escena Viva. Intervenciones al espacio doméstico, realizado por el Museo Universitario del Chopo, por mencionar solo algunas. 

 

El futuro sobre la permanencia de los cuerpos en relación con los otros cuerpos es todavía incierto. En la nueva era de la tecnología del Biopoder, en la que la vida de las personas está en función de una regulación del orden, los cuerpos han dejado de ser un lugar confiable, e incluso se han convertido en una amenaza para la convivencia en comunidad. En este escenario las presentaciones en vivo y la circulación de obras se vislumbra aún irresoluble, supeditadas a las determinaciones impuestas por la geopolítica y los requisitos que cada estado, región y país, impongan. Bajo estas -circunstancias dadas-, los retos que enfrentan lxs creadorxs escénicos para iniciar la tercera década de este milenio son sustanciales, epistémicos y ontológicos, para reconfigurar lo que hasta hoy había sido el fenómeno teatral. 

 

Las innovaciones no son siempre tecnológicas; innovación no es sinónimo de tecnología si no de formas de implementación en las relaciones que practicamos como cuerpos sociales. Trascender como artistas en este momento implica más retos que permanecer lo suficiente en pantalla ante el scroll

 

Las prácticas artísticas modifican las realidades de lxs creadorxs y sus entornos, porque no existe un sólo modo de practicar el arte ni una sola forma de realidad. En el futuro que viene, podríamos abandonar la idea de darle a nuestra práctica artística una forma acabada y una finalidad en sí misma para instaurarla en un contexto vivo como una acción poética permanente e ilimitada y dejar de llamarla obra de arte. En esa nueva realidad que configuramos, debemos insistir en el estar juntxs bajo un sentipensar artístico que nos permita imaginar otras maneras de organización social para replantear el habitar común apelando a la subjetividad, al bienestar fuera de un sistema de producción y así, en colectivo, sostener de manera sensible nuestro porvenir con empatía, alegría y compasión. 

Paul B Preciado. Soy un monstruo que les habla. Informe para una academia de psicoanalistas. Éditions Grasset, Paris, 2020.  p. 121 (Traducción: Gabriel Yépez)

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