MUJERES PÁJARO TEATRO
Alejandrina Hergon, Valentina Manzini Valdés, Pilar Carre,
Irma Sánchez y María Kemp
Ciudad de México
Mujeres Pájaro Teatro es un colectivo escénico nacido en el 2017, conformado por cinco creadoras egresadas del Centro Universitario de Teatro de la UNAM. El enfoque del grupo es generar proyectos hechos enteramente por mujeres para fortalecer la presencia femenina en todas las áreas del teatro, desde la dirección hasta el diseño de iluminación y la utilización de medios audiovisuales. Buscan la desarticulación de las relaciones de poder dentro de la misma práctica teatral. Les interesa abordar temas sociales que cuestionen la construcción social de las mujeres respecto al género.
¿POR QUÉ TRABAJAR EN COLECTIVIDAD?
Consideramos fundamental mencionar que las mujeres hemos estado inmersas en un sistema en donde nos han determinado con un rol pasivo frente a los hombres. Esto incide de la misma manera en el arte, por lo menos con base en nuestras experiencias dentro del teatro. Como actrices, estamos educadas para cumplir roles pasivos en la creación. Pensarnos en otro lugar parece complicado y produce miedo. Asumirnos como directoras, productoras, escritoras y creadoras es enfrentarnos a que todo el mundo cuestione de manera incisiva y prejuiciosa nuestros pasos. ¿Cuándo puede una ya considerarse creadora? ¿Cuándo empieza a tener validez una propuesta?
Precisamente por esa razón surgió la posibilidad de hacer una creación colectiva. Nos encontramos en un momento en el que es vital ir juntas, olvidarnos de las individualidades y empezar a hacer equipo, dejar de estigmatizar el trabajo entre mujeres para poder crear. Sin embargo, esto no es una tarea fácil. Llevamos cargando todas las dudas e inseguridades que la sociedad nos ha impuesto y los pensamientos de no poder ser autosuficientes. Pero esta es nuestra trinchera, también desde aquí luchamos nuestra revolución para poder cambiar poco a poco nuestras inseguridades y pensamientos.
Decidirse a crear es hacer frente a la estigmatización del trabajo de las mujeres y de los roles establecidos en el teatro, pero implica radicalidad. Pensamos esta acción como una invitación para que las mujeres se atrevan a empezar a apropiarse de su creación y que tengamos el coraje de decir: “Sí, esta es mi propuesta.”
¿CUÁLES SON SUS METODOLOGÍAS PARA ABORDAR UN PROYECTO EN COMÚN?
Al hablar sobre un colectivo horizontal, nos referimos a un trabajo colaborativo en el que no es una persona la que se lleva el crédito. Pensamos que cada integrante, cada mujer que se ha cruzado en nuestro camino de vida y de creación, nutre el proyecto. Al unirnos como creadoras nos complementamos, colaboramos para, juntas, construir una pieza más compleja y plural.
En nuestras cabezas teníamos un ideal de lo que significa un trabajo colectivo. Pensábamos que implicaba a todas trabajando en todo, con la misma responsabilidad y con el estandarte de la horizontalidad; sin embargo, no es exactamente así. La colectiva que acabamos siendo es una que nosotras nos encargamos de crear, con el paso del tiempo. Cada grupo tiene sus formas de trabajo y hay que encontrarlas; sólo que a veces para poder hacer eso hay que pasar por zonas borrascosas que nos confrontan todo el tiempo individual y colectivamente.
En primera instancia, nos dimos cuenta de que el “todas hacemos todo” era mentira. Siempre hay alguien que hace de más y alguien que hace de menos, pero eso no está mal ni está bien, es lo que hay que aprender a afrontar. Este es un trabajo que seguimos haciendo hoy en día. ¿Hasta donde están los límites de quién hace qué? ¿Cómo nos distribuímos el trabajo?
También hay una importantísima cuestión de generosidad que hay que cuidar mucho pues camina en los límites del abuso. Es un asunto de dar sin esperar nada a cambio y confiando en que las otras van a saber cuándo les toca también hacer. Pero estar dispuestas a hablar cuando no está habiendo reciprocidad. Se necesita honestidad. Algunos de nuestros mayores problemas se llegaron a presentar cuando alguna tenía una molestia y, por no querer detener el trabajo o por miedo, no se hablaba. El diálogo es el aliado más importante en una creación colectiva.
Desde el origen del proyecto hubo un pensamiento que estuvo siempre subconscientemente presente: "Si vamos a hacer algo nuestro, lo haremos a nuestra manera. No queremos el mundo ni el teatro que otros han construido". Diremos lo evidente: El teatro reproduce estructuras patriarcales como las jerarquías y la valorización escalada de opiniones dentro de la creación. Nosotras soñamos con hacer un teatro en el que el trabajo, el discurso, la estética, la implicación personal y la responsabilidad estuvieran igualmente distribuidas entre cada una de nosotras.
Sin embargo, (por suerte) se nos olvidó una cosa: no sabíamos hacer proyectos. Cada una traía un bagaje de lo que había trabajado en la escuela y en distintos ámbitos, ya fueran de teatro o de trabajos colectivos previos, pero ninguna había intentado antes llevar a cabo una idea artística de principio a fin, ninguna sabía la cantidad de implicaciones que tiene. Esa inocencia nos hizo atrevernos a aventarnos con los ojos cerrados al abismo de la creación.
Descubrir nuestros propios modos ha sido tan complicado como trascendental y enriquecedor. Si hoy volviéramos a empezar, seguramente haríamos las cosas de maneras muy distintas: intentariamos ser más claras, poner más límites, decidir con más seguridad, delegar más funciones y atender con mayor precisión otras, jugaríamos distinto a repartirnos el trabajo y dibujaríamos más claramente nuestra relación respecto a las otras miembras del equipo.
Lo que no cambiaríamos jamás es la manera en la que cada una está tejida en la creación. En la posibilidad e imposibilidad de decir “esto es mío” porque siempre va a ganar el “esto es nuestro”. La maternidad compartida, y la implicación y responsabilidad de lo que hicimos juntas. Creativamente hablando logramos hacer una pieza en conjunto, materializar cinco sueños en uno y eso ha valido absolutamente todas las penas.
Metodológicamente aprendimos en el campo de batalla y nos dimos golpes fuertes. Hoy tenemos las rodillas raspadas, que a lo mejor todavía duelen porque no han cicatrizado, pero que son un símbolo de libertad.
¿CUÁLES SON SUS REFERENTES PARA LA CREACIÓN QUE DESARROLLAN?
Desde el inicio de nuestro trabajo en colectivo hemos tenido referentes creativos a los que seguimos intuitivamente por una profunda admiración, entre ellos están la compañía de Teatro She she pop, Lagartijas Tiradas al Sol, Yuyachkani, Teatro Bola de Carne, entre otrxs. Los teníamos como referentes mas no como una fórmula a copiar, ya que lo que más admirábamos de estos equipos de creación era la convicción con la que hacían su propio teatro dependiendo de sus deseos y necesidades; eso es lo que queríamos/queremos encontrar nuestra propia voz como artistas y como colectivo.